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El tema de los transgénicos siempre es controversial, por un
lado estan sus defensores y por el otro
sus detractores. Después de todo es un negocio con muchas aristas que hasta
la fecha no se aclarara, para algunos. Lo cierto es que el consumidor es el único
que tiene la última palabra, es este el que en definitiva acepta su consumo o
lo desaprueba. Lo importante y necesario
es que se cuente con información confiable, de esta manera se lograría obtener
conciencia y un libre albedrio que permita decidir a la hora de consumir. En la
actualidad pocos países cuentan con poblaciones consientes al tomar su decisión,
como también hay bastas aéreas sociales que desconocen de que se trata o en
todo caso mantienen una inopia informativa que les da igual una u otra cosa.
Al parecer Europa no acepta los transgénicos, el poblador
mantiene un rechazo bien marcado hacia este tipo de productos. Veamos de qué se
trata.
La multinacional BASF, traslado hacia EEUU y a América del
Sur sus investigaciones sobre transgénicos, teniendo en cuenta que BAYER sigue
manteniendo sus instalaciones en ese continente. El argumento lo sustenta Julia
Meder, representante de BASF, cuando afirma que la demanda descendió, por lo
cual cerraron sus tres laboratorios genéticos, redujeron la planilla de sus
trabajadores y trasladaron su sede central de biotecnología de Limburgerhof
(Renania) a Raleigh (EEUU-Carolina del Norte).
En el año 2004, la compañía suiza SYNGENTA, hizo lo mismo, y
en esta situación Carel du Marchie Sarvaas, director de biotecnología de EUROPA
BIO dijo “Hablamos de puestos de trabajo para doctorados, bien remunerados, y
las empresas europeas se las llevan a EEUU. Esta típica cosa debería hacer
reflexionar a la gente”.
Las dificultades que enfrenta la industria transgénica es consecuencia del rechazo del consumidor;
con 16 encuestas se constato un incremento en el rechazo a los transgénicos,
del 57 % en el 2005 al 61 %; el apoyo bajo del 27 % al 23 % (en 1996 en España
fue de 66 % al 35 %). Esto es debido a que los europeos consideran que los transgénicos
no ofrecen beneficios y son inseguros.
Solamente España, La Rep. Checa, Portugal, Rumania, Polonia y Eslovaquia
cultivan transgénicos. En Europa existen 100,000 Ha con transgénicos, pero en
el mundo 134 millones de hectáreas.
En Francia, Alemania, Hungría, Grecia, Austria, Luxemburgo y
Bulgaria, han prohibido el maíz producido en España. Austria vota en contra de
la opinión de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. El director de biotecnología
de Monsanto para España, Carlos Vicente, dice que el patrón de Europa no afecta
el desarrollo mundial e indica que países como Canadá, EEUU, Brasil, Argentina,
China o India, siguen trabajando en el desarrollo de la biotecnología agrícola.
En Perú fue suspendida
por 10 años la implementación de la biotecnología.
Sin embargo en el 2010, BASF obtuvo licencia para una papa transgénica
que contenía mayor cantidad de almidón que la papa normal. La respuesta fue una
protesta generalizada en Alemania. BASF no comercializa directamente productos agrícolas,
pero lo hace colaborando con MONSANTO o BAYER.
Resumiendo, los ecologistas con la ayuda de los consumidores festejaron la
decisión de BASF. El profesor de Investigación
del CSIC, Pere Puigdomenech, opina que el caso BASF se puede ver como una
victoria ecologista o como una perdida para Europa, pero que la biotecnología no
se frenara.
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