Cuando las cosas se hacen bien inmediatamente se reconoce el
valor de haberlas hecho, sea cual fuere el campo de acción, sea cual fuere el país.
Para muestra tenemos lo acontecido en España y México, dos economías que si
bien pudieran ser mas fuertes dejan en claro la existencia de gente que aporta
con su trabajo mejoras invalorables.
Una de ellas es lo acontecido en España, más específicamente
en el agro. En medio de una situación convulsionada, se dio a conocer la
identificación del aroma de la fresa, trabajo de investigación realizado por el
Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa). Este centro
de investigación descubrió el gen FaFAD1, gen que origina la combinación aromática entre el melocotón y
el albaricoque, aroma presente en algunas variedades de fresa.
De tal manera que se puede producir a gammadecalactona,
componente volátil que produce aromas afrutadas y dulces en el sabor de la
fresa, adaptándose a las preferencias de los consumidores. Ifapa tiene un banco
de germoplasma de fresa en España con más de 500 plantas de fresa de la especie
Fragaria, obtenida en el siglo XVIII.
El otro aporte se dio en México. En junio del 2012, El
tribunal de Yucatán revoco el permiso a Monsanto para la siembra comercial de
soja. El permiso que obtuvo Monsanto le permitía cultivar soja genéticamente
modificada en siete Estados mexicanos.
El juez convencido con las evidencias científicas contra
este tipo de cultivo, por evidenciar el riesgo para la producción de miel en
los Estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán, se vio en la necesidad de
anular dicho permiso, pues la producción de miel y soja no son viable, pues este
ultimo hacia uso de organismos genéticamente modificados.
Se debe tener en cuenta que México es el tercer exportador
mundial de miel y el sexto en el mundo en producirlo.
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