Oscar Muñiz
Sabemos que el crecimiento económico y el medio ambiente se
encuentran íntimamente relacionados, el primero de ello porque no trae ningún beneficio
al segundo y porque el segundo provee sus riquezas al que ya las tiene. Esto
pasa en todo el mundo. Para menguar el daño se ambiental hace uso de la tecnología.
Su uso en muchos casos es inalcanzable, no solo para las entidades privadas
sino para los Estados.
Es posible que de aquí surgió la implementación de las
sanciones ejecutadas por el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA),
pero al final de cuentas resulto un exceso pensar que con multas impagables
iban a frenar el daño ambiental. No fue así.
Hubo semanas de debates, confrontaciones y dudas entre los
ministros, pues el asunto era bajar los ímpetus del ministro del ambiente y su óptica
que a mayor multa menos impacto ambiental. Sabíamos que el ministro Pulgar
Vidal tenía todas las de perder, el es abogado con una especialización en derecho
ambiental, mas no tiene formación de un especialista en recursos naturales. De ahí
su ligereza de lengua, lo cual es un atributo, mas no un valor añadido para el
manejo del medio ambiente.
En estas circunstancias, el Congreso de la Republica, aprobó
la ley enviada por el Ejecutivo para reactivar la economía, pronunciándose sobre
la cobranza de multas por la OEFA, regularizándose
las funciones de la OEFA, reduciendo las multas ambientales a un 35% durante un
periodo de tres años, plazo en que deberá priorizar la prevención y corrección
de conductas. Esto no es suficiente pero es necesario para frenar los ímpetus
de que la OEFA y el ministro del medio ambiente se crean el “centro universal
del crecimiento económico y el medio ambiente”.
A todo esto debemos decir que los límites impuestos a las
sanciones ambientales que aplica la OEFA es una buena medida. Aunque es lamentable
que el Ministerio del Ambiente no tenga lineamientos de política ambiental que le permita priorizar los problemas que se
presentan en el sector, no basta contar con las multas, más aun cuando estas exceden
con creces las posibilidades del sancionado.
Lo que debiera implementar el ministro del Medio Ambiente,
es responsabilizarse de la actualización del inventario y evaluación integrada
de los recursos naturales del Perú con fines de desarrollo socio-económico, así
como efectuar los estudios sobre las relaciones existentes entre el hombre y el
medio ambiente, proponiendo alternativas que hagan viable su preservación.
También debería renovar
y actualizar al Ministerio de Medio Ambiente para que sea el Corresponsal
Nacional del Registro Internacional de Productos Químicos Potencialmente Tóxicos
(RIPQPT) y ser el punto focal de la Red de Instituciones para la Formación
Ambiental.
En lo que respecta a producción de los inventarios de los
recursos naturales, estos deben ser actualizados con estudios de
reconocimiento, semi detallado y detallados, en la totalidad del territorio del
Perú; súmense a estos los estudios sobre medio ambiente y su cartografía. Recuérdese,
que desde Enero-1993 esta tarea se interrumpió por la intromisión de fuerzas
nefastas para el Perú.
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