Oscar Muñiz
Durante los últimos meses hemos estado atentos a los
acontecimientos que se suceden día a día en la Amazonia brasileña contra los
nativos awas. La movilización mundial hizo que las organizaciones que se
encargan de extraer sus recursos naturales dieran un paso atrás, lográndose en
una primera instancia revertir el estatus que por mucho tiempo habían mantenido
en las propiedades de los awas como extractores de madera y agricultores.
Similar situación se produce en la Amazonia peruana, después
de todo, utilizando un eufemismo atávico nombre a la Amazonia cuando con eso de
peruana o brasileña, cuando eso debería ser desterrado, pues solo es una
Amazonia, si en caso hablamos en nombre de los nativos de esta área geográfica.
En esta oportunidad es nuestro deseo hacer recordar que
desde esta tribuna hicimos más de una vez la defensa de los nativos de la zona
del Bajo Urubamba, pronunciamientos que podrían ser vistos en este mismo blog.
En esta oportunidad, con ese mismo interés reproducimos parte del escrito “DOCUMENTO
DE LA COMISION MULTISECTORIAL REFERIDO A LOS ASPECTOS DEL IMPACTO SOCIAL DEL
PROYECTO GAS DEL CAMISEA”, publicado en el libro del Instituto
Indigenista Peruano (IIP), Volumen 12, N° 28, p. 315-317, 1990.
Como ya dijimos, la situación de los nativos en la zona de explotación de gas de Camisea, tiene sus
orígenes desde hace más de 34 años, desde que la compañía Shell encontrase ese
recurso energético. La situación de los nativos de la zona se fue agravando año
tras año, hasta llegar a la actual situación de casi reducir a dichas
poblaciones a su mínima expresión, con mal tratos, explotación y despojo de sus
derechos, y gobierno tras gobierno desde hace 15 años no reivindican a esta
parte de la población minoritaria.
Alejandro Toledo (2001-2006), ex presidente de Perú, prácticamente
obsequio el gas a la economía mexicana, diluyendo las expectativas de las
grandes mayorías urbanas de contar con gas barato. Alan García Pérez (2006-2011),
ex presidente de Perú, siguió la misma política energética de su antecesor
Toledo, con el agravante de ofrecer el gas a otras economías latinoamericanas,
sin consulta alguna. El actual gobernante Ollanta Humala Tasso (2011-2016), no
solo sigue la política de sus predecesores sino que además facilita la
ampliación de aéreas concesionadas a las
compañías que actualmente explotan el gas, con el consiguiente desabastecimiento
del mercado interno nacional y con la carestía inusual del mismo.
Podríamos decir que la población nativa de esta zona pasó
por dos sangrientos momentos en la historia republicana de Perú, la primera con
la explotación del caucho y la segunda con la actual explotación del gas del
Camisea.
EL IMPACTO A CORTO PLAZO: EL CASO DE LOS NAHUAS*
Antecedentes
El Valle del
Bajo Urubamba ha estado habitado por población nativa amazónica desde tiempos
inmemoriales. Aunque no se tiene cálculos exactos de la población actual, se
estima que la región alberga cerca de 10,000 indígenas pertenecientes a los
grupos etnolingüísticas Matsinguenga, Piro, Ashaninka, Amahuaca, Yaminahua,
Nahua y Kugapakori. La mayor parte de ellos viven agrupados en alrededor de 25 comunidades
nativas, cada una con un promedio de 55 familias, ubicadas principalmente en
las orilla del Urubamba y sus afluentes. La mayoría de estos grupos nativos han
mantenido vinculación relativamente cercana con el resto de la sociedad peruana
desde principios de siglo, en especial a raíz de su violenta incorporación al
fenómeno extractivo del caucho. Sin embargo un importante sector de esta población
nativa vive a un en condiciones muy similares a las originales, dispersas en el
bosque, en grupos familiares pequeños y con muy escaso contacto con el ámbito
regional y nacional. Es el caso, especialmente, de la población que habita el área
donde se encuentran las reservas de gas en las cabeceras de los ríos Camisea,
Cashiriari, Timpia y Mishagua, muy cerca del varadero que comunica esta región
con la cuenca del Manu.
Los trabajos
e investigaciones científicas que demuestran el impacto negativo que ha tenido
el irracional proceso de ocupación de la amazonia en la población nativa son
innumerables. No parecen existir muchas dudas de que el notable deterioro de
las condiciones de vida que se vienen observando en la actualidad entre la
población nativa de la selva, está en directa relación con el grado de abandono
de sus patrones tradicionales de auto consumo y en estrecha vinculación con la
naturaleza de su articulación a la economía mercantil. En este sentido, el caso
de la amazonia, al igual que el de la mayor parte de la población rural de
nuestro país es el de una situación de histórico abandono, de marginación y de
explotación en beneficio, en primer lugar, de los sectores urbanos del país y,
en última instancia, del capital transnacional.
El caso
concreto del Urubamba no parece escapar a esta dolorosa realidad nacional.
Aunque la responsabilidad de todo ello, está en relación con la injusta
estructura vigente en nuestra sociedad, no creemos exagerado precisar que la
presencia de la compañía Shell, y sobre todo la extrema dinamización de la
economía regional que acompaño los ingentes volúmenes de capital invertido en
la etapa de exploración, han derivado en una súbita y masiva incorporación de la población nativa a la economía
mercantil que ha tenido altísimos costos demográficos, sociales, económicos,
ecológicos y sanitarios.
Impacto a corto plazo: el caso de los
Nahua
Los Nahua o
como ellos se autodenominan Yura, “nosotros nuestra gente” son un pequeño grupo
indígena cuyo territorio tradicional se ubica en las regiones interfluviales
que separan la cuenca del Urubamba de la del Manu. Hasta abril de 1984 sus
contactos con la sociedad mayor habían sido prácticamente nulos. Los primeros
contactos con la población Nahua, tan esporádicos como violentos, coincidieron
con la expansión de las actividades de extracción forestal hacia las partes
altas del rio Mishagua a comienzos de la presente década.
Posteriormente,
durante las etapas de exploración sísmica emprendidas por la Shell en 1984 los
contactos volvieron a establecerse,
aunque con la misma violencia de los años previos. Los enfrentamientos con los
equipos de la Shell ocasionaron algunos heridos y, como es lógico suponer,
pusieron en riesgo la continuidad del trabajo en el área. En esas condiciones
la compañía intento mejorar las relaciones con la población Nahua ofreciéndoles
a cambio herramientas, alimentos y otros regalos. Más aun, un grupo de
autoridades tradicionales Nahua fueron conducidas al campamento de la Shell en
Sepahua, logrando con ello relativo éxito y, finalmente, la culminación de esa
fase del trabajo de exploración.1
Fue aprovechando
el establecimiento de estas relaciones con el grupo Nahua que los madereros
ingresaron a la región ofreciendo los mismos regalos, en esta oportunidad, a
cambio de la posibilidad de extraer el preciado recurso que ya escaseaba en las
partes más bajas. Los sucesivos contactos terminaron introduciendo diversas
enfermedades infectocontagiosas, en especial tos ferina y gripes, para las
cuales la población no había desarrollado defensas inmunológicas y que causaron
agresivas epidemias que diezmaron la población Nahua a pesar de la asistencia médica
que proporciono el Instituto Lingüístico de Verano y la Misión Católica de Sepahua.
Los cálculos más conservadores sugieren que el 50 % de la población Nahua
(entre 250 y 300 personas) murió debido a ellas y el resto huyo aterrada de la
región.
Las
consecuencias para los que han sobrevivido, y para la capacidad de recuperación
de la sociedad Nahua, son muy graves; todos siguen afectados por una
insuficiencia inmunológica frente a nuevas enfermedades que se desarrollan como
epidemias y que han afectado no solo a ellos sino a otros grupos al interior
del Parque Nacional del Manu.2 La pirámide poblacional se halla inversa, los
niños, mujeres y viejos han sido los más afectados y eso limita seriamente una
posibilidad de rehabilitación poblacional y en consecuencia social.
Como
resultado del proceso d contacto con la población Nahua se encuentra
desintegrada: un grupo mayor, radica en Sepahua, donde vagan mendigando, sin
medios de sustento propio, y dependiendo de las medicinas, ante la impasible
mirada de instituciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras; otro
grupo menor se encuentra en Putaya, un puesto misional del Instituto Lingüístico
de Verano, y un tercer grupo reside al interior del Parque Nacional de Manu,
sobre los ríos Manu, Cashpajali y Conteja, donde pueden seguir su forma de vida
tradicional.
La sociedad
Nahua ha sufrido y continua sufriendo una múltiple agresión por parte de la
sociedad peruana: agresión física, porque se realizaron “caerías” e intrusiones
en su territorio; agresión biológica, porque no se tomaron las
precauciones necesarias para que no
fueran arrasadas por las enfermedades que trae la “civilización” (con un
sistema universal de comunicaciones y su sistema universal de enfermedades);
agresión ecológica, porque su apertura a la civilización permitirá la
extracción de madera, la caza indiscriminada, la apropiación de recursos por
otros que llevara prontamente a la destrucción ecológica de su territorio
étnico; sufren agresión social y racial, porque son discriminados, tenidos por
“salvajes”. Se desprecia su cultura, sus mujeres han sido tomadas, los niños
“repartidos”, su fuerza de trabajo ha sido y continua siendo explotada por
madereros, agricultores y comerciantes inescrupulosos para realizar las tareas
menos apreciadas: acarrear agua, limpiar la chacra, etc.
Los Nahua
continúan en serio peligro de extinción, a pesar que el avance de las primeras
epidemias ha sido detenidas. Si el Estado peruano y la sociedad peruana no
crean y exigen que se establezcan las condiciones para su rehabilitación, esta
actitud de indiferencia coincidirá exactamente con el haber determinado
tácitamente su desaparición.
Impacto a largo plazo
Se trata de
los grupos Piro y Matsiguenga que constituyen la mayor parte de la población
indígena de la región, siendo los sectores más afectados aquellos que por su cercanía
a los campamentos de la Shell se vinculan más estrechamente con ellos. El
impacto ha sido múltiple e incluye aspectos económicos, sociales, sanitarios y
ecológicos.
A nivel
económico, la extrema dinamización de la economía regional que acompaño a la
relativa gran inversión de capital hecha por la Shell, han conducido a que
importantes sectores de la población nativa abandonen de manera súbita y brusca sus formas tradicionales de vida para
articularse en términos bastante desfavorables para la economía mercantil.
La presencia
de la Shell represento un aumento considerable de la población total de la región,
dado que, por épocas, la compañía tuvo más de 2,000 personas trabajando simultáneamente
en el Urubamba. Ello significo la conformación de un importante mercado
regional, principalmente de productos agrícolas regionales, pescado y carne
silvestre, que fue abastecido por la población indígena en su mayor proporción.
En estas circunstancias, la población, no prepara para esta eventualidad, hubo
de restringir su consumo de productos regionales para aumentar el consumo de productos extra
regionales… Ello ha afectado notoriamente sus hábitos dietéticos, perjudicando
el balance general de su ingesta y aumentando su dependencia del mercado.
De manera
paralela, la reorientación en el destino de la producción agrícola desde el
autoconsumo hacia l mercado, ha aumentado la presión sobre un suelo que ecológicamente
tiene una actitud agrícola limitada. Como consecuencia del uso más intensivo dl suelo se ha acelerado el
desgaste del recurso generando un agotamiento precoz lo que, hacia el futuro,
afectara las actividades agrícolas de la región.
A nivel
social la introducción violenta de capital en la región ha conducido a un
proceso acelerado de acumulación individual que ha resquebrajado notoriamente
la organización social tradicional sustentada en valores no mercantiles de
reciprocidad y ayuda mutua, habiéndolos sustituido por contratos monetarios o
por sistemas de habilitación y enganche, que han fomentado los conflictos
internos y que dificultan la consolidación de una respuesta étnica organizada a
la estructura de dominación imperante.
La salud…
representa un buen índice para poder graficar el impacto social que ha
tenido la presencia de la Shell en la
región. A la agresivas epidemias de enfermedades infectocontagiosas
introducidas especialmente entre la población poco contactada, se suman las
dificultades, mas crónicas y estructurales, producto de la modificación de los hábitos
dietéticos de la población. ..., se ha producido un importante déficit de la
ingesta que está incrementando la prevalencia de enfermedades carenciales como
la anemia y la desnutrición proteica, en especial en la población más susceptible,
las mujeres y los niños.
Se han
incrementado algunas enfermedades infecciosas de muy escasa prevalencia previa
a la presencia de la Shell. Es el caso precisamente de la malaria y las
enfermedades venéreas. Durante los años 1983-1986, coincidiendo con la
presencia de la Shell en la región, se han presentado entre la población nativa
más de 4,000 casos de malaria (documentado por la Organización Mundial de la
Salud)… Las referencias hechas por las autoridades sanitarias de la región refieren un aumento muy significativo de la
prevalencia de las enfermedades contagiadas sexualmente, en especial en
aquellas áreas cercanas a los campamentos de la compañía.
El proceso
de importantes costos ecológicos que, al alterar la disponibilidad de los
recursos naturales afectan a una sociedad como la nativa directamente
dependiente de ellos… la dinamización de la economía mercantil ha permitido una
mayor capitalización de la economía forestal en la región, intensificando y
ampliando de manera sustancial la extracción indiscriminada del recurso, que está
poniendo en grave riesgo el equilibrio ecológico. El incremento de las
actividades de caza y pesca, destinadas al mercado, principalmente de la Shell,
han originado un desequilibrio de estos recursos que se agrava con la contaminación
por residuos de combustibles y lubricantes de las embarcaciones que utiliza la
Shell, así como por las explosiones que han realizado en las etapas de
exploración sísmica.
·
Abril
1988 Petróleos del Perú, convoco a instituciones, asociaciones científicas a un
debate en el Proyecto de desarrollo gas natural Camisea. El 6 de mayo 1988 se
dieron cita representantes de Petróleos del Perú, Parque Nacional del Manu, Comisión
Nacional de Protección del Medio Ambiente y la Salud, Instituto Nacional de
Desarrollo de Comunidades, Oficina Nacional de Evaluación de recursos Naturales,
Instituto Indigenista Peruano, Fundación Peruana para la Conservación de la
Naturaleza, entre otros; conformaron dos comisiones (debatir y elaborar
propuestas relativas al impacto ambiental de la explotación del gas; y prevenir
el impacto social en las comunidades nativas).
A finales de junio 1988, el informe fue dado a conocer, meses más tarde
la Shell se retiro del país, quedando planteado el problema de la explotación
de los yacimientos de gas y sus posibles efectos sobre la ecología y los
pueblos que habitan la zona del Camisea.
1 Para
mayores referencias acerca de la historia del contacto ver anexos respectivos
2 En 1986 se produce una epidemia de
gripe en la población Matsinguenga por contactos con nahuas provenientes de
Sepahua, ocasionando varios decesos.
Mas información
No hay comentarios:
Publicar un comentario