19 de marzo de 2014

La desgracia de los pueblos nativos en la Amazonia peruana











Oscar Muñiz


Durante los últimos meses hemos estado atentos a los acontecimientos que se suceden día a día en la Amazonia brasileña contra los nativos awas. La movilización mundial hizo que las organizaciones que se encargan de extraer sus recursos naturales dieran un paso atrás, lográndose en una primera instancia revertir el estatus que por mucho tiempo habían mantenido en las propiedades de los awas como extractores de madera y agricultores.

Similar situación se produce en la Amazonia peruana, después de todo, utilizando un eufemismo atávico nombre a la Amazonia cuando con eso de peruana o brasileña, cuando eso debería ser desterrado, pues solo es una Amazonia, si en caso hablamos en nombre de los nativos de esta área geográfica.

En esta oportunidad es nuestro deseo hacer recordar que desde esta tribuna hicimos más de una vez la defensa de los nativos de la zona del Bajo Urubamba, pronunciamientos que podrían ser vistos en este mismo blog. En esta oportunidad, con ese mismo interés reproducimos parte del escrito “DOCUMENTO DE LA COMISION MULTISECTORIAL REFERIDO A LOS ASPECTOS DEL IMPACTO SOCIAL DEL PROYECTO GAS DEL CAMISEA”, publicado en el libro del Instituto Indigenista Peruano (IIP), Volumen 12, N° 28, p. 315-317, 1990.

Como ya dijimos, la situación de los  nativos en la zona de  explotación de gas de Camisea, tiene sus orígenes desde hace más de 34 años, desde que la compañía Shell encontrase ese recurso energético. La situación de los nativos de la zona se fue agravando año tras año, hasta llegar a la actual situación de casi reducir a dichas poblaciones a su mínima expresión, con mal tratos, explotación y despojo de sus derechos, y gobierno tras gobierno desde hace 15 años no reivindican a esta parte de la población minoritaria.

Alejandro Toledo (2001-2006), ex presidente de Perú, prácticamente obsequio el gas a la economía mexicana, diluyendo las expectativas de las grandes mayorías urbanas de contar con gas barato. Alan García Pérez (2006-2011), ex presidente de Perú, siguió la misma política energética de su antecesor Toledo, con el agravante de ofrecer el gas a otras economías latinoamericanas, sin consulta alguna. El actual gobernante Ollanta Humala Tasso (2011-2016), no solo sigue la política de sus predecesores sino que además facilita la ampliación de aéreas concesionadas  a las compañías que actualmente explotan el gas, con el consiguiente desabastecimiento del mercado interno nacional y con la carestía inusual del mismo.

Podríamos decir que la población nativa de esta zona pasó por dos sangrientos momentos en la historia republicana de Perú, la primera con la explotación del caucho y la segunda con la actual explotación del gas del Camisea.


EL IMPACTO A CORTO PLAZO: EL CASO DE LOS NAHUAS*

Antecedentes

El Valle del Bajo Urubamba ha estado habitado por población nativa amazónica desde tiempos inmemoriales. Aunque no se tiene cálculos exactos de la población actual, se estima que la región alberga cerca de 10,000 indígenas pertenecientes a los grupos etnolingüísticas Matsinguenga, Piro, Ashaninka, Amahuaca, Yaminahua, Nahua y Kugapakori. La mayor parte de ellos viven agrupados en alrededor de 25 comunidades nativas, cada una con un promedio de 55 familias, ubicadas principalmente en las orilla del Urubamba y sus afluentes. La mayoría de estos grupos nativos han mantenido vinculación relativamente cercana con el resto de la sociedad peruana desde principios de siglo, en especial a raíz de su violenta incorporación al fenómeno extractivo del caucho. Sin embargo un importante sector de esta población nativa vive a un en condiciones muy similares a las originales, dispersas en el bosque, en grupos familiares pequeños y con muy escaso contacto con el ámbito regional y nacional. Es el caso, especialmente, de la población que habita el área donde se encuentran las reservas de gas en las cabeceras de los ríos Camisea, Cashiriari, Timpia y Mishagua, muy cerca del varadero que comunica esta región con la cuenca del Manu.

Los trabajos e investigaciones científicas que demuestran el impacto negativo que ha tenido el irracional proceso de ocupación de la amazonia en la población nativa son innumerables. No parecen existir muchas dudas de que el notable deterioro de las condiciones de vida que se vienen observando en la actualidad entre la población nativa de la selva, está en directa relación con el grado de abandono de sus patrones tradicionales de auto consumo y en estrecha vinculación con la naturaleza de su articulación a la economía mercantil. En este sentido, el caso de la amazonia, al igual que el de la mayor parte de la población rural de nuestro país es el de una situación de histórico abandono, de marginación y de explotación en beneficio, en primer lugar, de los sectores urbanos del país y, en última instancia, del capital transnacional.

El caso concreto del Urubamba no parece escapar a esta dolorosa realidad nacional. Aunque la responsabilidad de todo ello, está en relación con la injusta estructura vigente en nuestra sociedad, no creemos exagerado precisar que la presencia de la compañía Shell, y sobre todo la extrema dinamización de la economía regional que acompaño los ingentes volúmenes de capital invertido en la etapa de exploración, han derivado en una súbita y masiva incorporación  de la población nativa a la economía mercantil que ha tenido altísimos costos demográficos, sociales, económicos, ecológicos y sanitarios.

Impacto a corto plazo: el caso de los Nahua

Los Nahua o como ellos se autodenominan Yura, “nosotros nuestra gente” son un pequeño grupo indígena cuyo territorio tradicional se ubica en las regiones interfluviales que separan la cuenca del Urubamba de la del Manu. Hasta abril de 1984 sus contactos con la sociedad mayor habían sido prácticamente nulos. Los primeros contactos con la población Nahua, tan esporádicos como violentos, coincidieron con la expansión de las actividades de extracción forestal hacia las partes altas del rio Mishagua a comienzos de la presente década.

Posteriormente, durante las etapas de exploración sísmica emprendidas por la Shell en 1984 los contactos volvieron  a establecerse, aunque con la misma violencia de los años previos. Los enfrentamientos con los equipos de la Shell ocasionaron algunos heridos y, como es lógico suponer, pusieron en riesgo la continuidad del trabajo en el área. En esas condiciones la compañía intento mejorar las relaciones con la población Nahua ofreciéndoles a cambio herramientas, alimentos y otros regalos. Más aun, un grupo de autoridades tradicionales Nahua fueron conducidas al campamento de la Shell en Sepahua, logrando con ello relativo éxito y, finalmente, la culminación de esa fase del trabajo de exploración.1

Fue aprovechando el establecimiento de estas relaciones con el grupo Nahua que los madereros ingresaron a la región ofreciendo los mismos regalos, en esta oportunidad, a cambio de la posibilidad de extraer el preciado recurso que ya escaseaba en las partes más bajas. Los sucesivos contactos terminaron introduciendo diversas enfermedades infectocontagiosas, en especial tos ferina y gripes, para las cuales la población no había desarrollado defensas inmunológicas y que causaron agresivas epidemias que diezmaron la población Nahua a pesar de la asistencia médica que proporciono el Instituto Lingüístico de Verano y la Misión Católica de Sepahua. Los cálculos más conservadores sugieren que el 50 % de la población Nahua (entre 250 y 300 personas) murió debido a ellas y el resto huyo aterrada de la región.

Las consecuencias para los que han sobrevivido, y para la capacidad de recuperación de la sociedad Nahua, son muy graves; todos siguen afectados por una insuficiencia inmunológica frente a nuevas enfermedades que se desarrollan como epidemias y que han afectado no solo a ellos sino a otros grupos al interior del Parque Nacional del Manu.2 La pirámide poblacional se halla inversa, los niños, mujeres y viejos han sido los más afectados y eso limita seriamente una posibilidad de rehabilitación poblacional y en consecuencia social.

Como resultado del proceso d contacto con la población Nahua se encuentra desintegrada: un grupo mayor, radica en Sepahua, donde vagan mendigando, sin medios de sustento propio, y dependiendo de las medicinas, ante la impasible mirada de instituciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras; otro grupo menor se encuentra en Putaya, un puesto misional del Instituto Lingüístico de Verano, y un tercer grupo reside al interior del Parque Nacional de Manu, sobre los ríos Manu, Cashpajali y Conteja, donde pueden seguir su forma de vida tradicional.

La sociedad Nahua ha sufrido y continua sufriendo una múltiple agresión por parte de la sociedad peruana: agresión física, porque se realizaron “caerías” e intrusiones en su territorio; agresión biológica, porque no se tomaron las precauciones  necesarias para que no fueran arrasadas por las enfermedades que trae la “civilización” (con un sistema universal de comunicaciones y su sistema universal de enfermedades); agresión ecológica, porque su apertura a la civilización permitirá la extracción de madera, la caza indiscriminada, la apropiación de recursos por otros que llevara prontamente a la destrucción ecológica de su territorio étnico; sufren agresión social y racial, porque son discriminados, tenidos por “salvajes”. Se desprecia su cultura, sus mujeres han sido tomadas, los niños “repartidos”, su fuerza de trabajo ha sido y continua siendo explotada por madereros, agricultores y comerciantes inescrupulosos para realizar las tareas menos apreciadas: acarrear agua, limpiar la chacra, etc.

Los Nahua continúan en serio peligro de extinción, a pesar que el avance de las primeras epidemias ha sido detenidas. Si el Estado peruano y la sociedad peruana no crean y exigen que se establezcan las condiciones para su rehabilitación, esta actitud de indiferencia coincidirá exactamente con el haber determinado tácitamente su desaparición.

Impacto a largo plazo

Se trata de los grupos Piro y Matsiguenga que constituyen la mayor parte de la población indígena de la región, siendo los sectores más afectados aquellos que por su cercanía a los campamentos de la Shell se vinculan más estrechamente con ellos. El impacto ha sido múltiple e incluye aspectos económicos, sociales, sanitarios y ecológicos.

A nivel económico, la extrema dinamización de la economía regional que acompaño a la relativa gran inversión de capital hecha por la Shell, han conducido a que importantes sectores de la población nativa abandonen  de manera súbita y brusca  sus formas tradicionales de vida para articularse en términos bastante desfavorables para la economía mercantil.

La presencia de la Shell represento un aumento considerable de la población total de la región, dado que, por épocas, la compañía tuvo más de 2,000 personas trabajando simultáneamente en el Urubamba. Ello significo la conformación de un importante mercado regional, principalmente de productos agrícolas regionales, pescado y carne silvestre, que fue abastecido por la población indígena en su mayor proporción. En estas circunstancias, la población, no prepara para esta eventualidad, hubo de restringir su consumo de productos regionales  para aumentar el consumo de productos extra regionales… Ello ha afectado notoriamente sus hábitos dietéticos, perjudicando el balance general de su ingesta y aumentando su dependencia del mercado.

De manera paralela, la reorientación en el destino de la producción agrícola desde el autoconsumo hacia l mercado, ha aumentado la presión sobre un suelo que ecológicamente tiene una actitud agrícola limitada. Como consecuencia del uso  más intensivo dl suelo se ha acelerado el desgaste del recurso generando un agotamiento precoz lo que, hacia el futuro, afectara las actividades agrícolas de la región.

A nivel social la introducción violenta de capital en la región ha conducido a un proceso acelerado de acumulación individual que ha resquebrajado notoriamente la organización social tradicional sustentada en valores no mercantiles de reciprocidad y ayuda mutua, habiéndolos sustituido por contratos monetarios o por sistemas de habilitación y enganche, que han fomentado los conflictos internos y que dificultan la consolidación de una respuesta étnica organizada a la estructura de dominación imperante.

La salud… representa un buen índice para poder graficar el impacto social que ha tenido  la presencia de la Shell en la región. A la agresivas epidemias de enfermedades infectocontagiosas introducidas especialmente entre la población poco contactada, se suman las dificultades, mas crónicas y estructurales, producto de la modificación de los hábitos dietéticos de la población. ..., se ha producido un importante déficit de la ingesta que está incrementando la prevalencia de enfermedades carenciales como la anemia y la desnutrición proteica, en especial en la población más susceptible, las mujeres y los niños.

Se han incrementado algunas enfermedades infecciosas de muy escasa prevalencia previa a la presencia de la Shell. Es el caso precisamente de la malaria y las enfermedades venéreas. Durante los años 1983-1986, coincidiendo con la presencia de la Shell en la región, se han presentado entre la población nativa más de 4,000 casos de malaria (documentado por la Organización Mundial de la Salud)… Las referencias hechas por las autoridades sanitarias de la región  refieren un aumento muy significativo de la prevalencia de las enfermedades contagiadas sexualmente, en especial en aquellas áreas cercanas a los campamentos de la compañía.

El proceso de importantes costos ecológicos que, al alterar la disponibilidad de los recursos naturales afectan a una sociedad como la nativa directamente dependiente de ellos… la dinamización de la economía mercantil ha permitido una mayor capitalización de la economía forestal en la región, intensificando y ampliando de manera sustancial la extracción indiscriminada del recurso, que está poniendo en grave riesgo el equilibrio ecológico. El incremento de las actividades de caza y pesca, destinadas al mercado, principalmente de la Shell, han originado un desequilibrio de estos recursos que se agrava con la contaminación por residuos de combustibles y lubricantes de las embarcaciones que utiliza la Shell, así como por las explosiones que han realizado en las etapas de exploración sísmica. 


·          Abril 1988 Petróleos del Perú, convoco a instituciones, asociaciones científicas a un debate en el Proyecto de desarrollo gas natural Camisea. El 6 de mayo 1988 se dieron cita representantes de Petróleos del Perú, Parque Nacional del Manu, Comisión Nacional de Protección del Medio Ambiente y la Salud, Instituto Nacional de Desarrollo de Comunidades, Oficina Nacional de Evaluación de recursos Naturales, Instituto Indigenista Peruano, Fundación Peruana para la Conservación de la Naturaleza, entre otros; conformaron dos comisiones (debatir y elaborar propuestas relativas al impacto ambiental de la explotación del gas; y prevenir el impacto social en las comunidades nativas).  A finales de junio 1988, el informe fue dado a conocer, meses más tarde la Shell se retiro del país, quedando planteado el problema de la explotación de los yacimientos de gas y sus posibles efectos sobre la ecología y los pueblos que habitan la zona del Camisea.
1 Para mayores referencias acerca de la historia del contacto ver anexos respectivos
 2 En 1986 se produce una epidemia de gripe en la población Matsinguenga por contactos con nahuas provenientes de Sepahua, ocasionando varios decesos.


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