28 de octubre de 2016

El conflicto minero de nunca acabar


Oscar Muñiz C.


El proyecto minero Las Bambas nuevamente es el centro del conflicto. El 14/10/16 hubieron enfrentamientos entre la Policía Nacional del Perú (PNP) y los pobladores de las comunidades campesinas de Choquecca, Allhua, Pumamarca y Quehuira, ubicadas en la provincia de Apurímac distrito de Challhuahuacho. Como resultado de este enfrentamiento falleció un comunero.

Al conocerse la noticia del enfrentamiento, el ministro del Interior sostuvo que la policía de la zona intervino sin la autorización del director de operaciones; además sostuvo que en el momento de la intervención policial se realizaba negociaciones entre los representantes de las comunidades y los empleados de la minera, con el propósito de obtener una compensación para los comuneros por el uso de la carretera de su propiedad.

Es importante señalar que los comuneros sostienen que los dueños de la carretera son ellos y no como dice el ministerio de Transportes y Comunicaciones, que es una vía nacional y  por lo tanto es de libre uso y tránsito. Al parecer esto último seria falso o por lo menos sujeto a verificación judicial.

Lo cierto es que la carretera que usa la compañía minera MMG fue hecha por los comuneros de las comunidades campesinas antes mencionadas, que inconsultamente y sin su conocimiento, en el 2014 la municipalidad de la provincia de Cotabambas  solicito incorporarlas al sistema vial nacional, lo cual logro hacer el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, y como consecuencia dejo de reconocerse como propiedad de las comunidades campesinas, beneficiando directamente solo a la compañía minera MMG, pues sus vehículos que suman más de dos centenares son los únicos usuarios de la vía, y pueden sacar el recurso minero y trasladarlo hacia la planta de tratamiento sin pagar ningún peaje por el usufructuó vial. La Oficina Nacional de Dialogo y Sostenibilidad, sostiene que la vía se convirtió en parte del sistema nacional. MMG convine que es competencia del Estado para no seguir pagando compensación alguna a las comunidades campesinas por el uso de la carretera.

A estas alturas el Gobierno Regional de Apurímac  afirma que la carretera en disputa no es una vía nacional como se afirma sino que es de competencia del gobierno local (Municipalidad).

Este problema de falta de sinceramiento refleja claramente el intríngulis generado por conveniencia de la empresa MMG, donde el Estado peruano por su interés favorece a los inversionistas de MMG, yendo en contra de lo legítimo. Tal vez,  conociéndose de los niveles de corrupción gubernamental y del empresariado privado, este sea un caso más donde  la cuerda se rompe por el lado más débil.

Desde un punto de vista ambiental el proyecto minero Las Bambas, contemplaba la construcción de un mineroducto, el cual fue cancelado en una segunda fase de reformulación del proyecto. Este mineroducto era pate de  la propuesta de construcción de una planta de molibdeno muy cerca al proyecto Las Bambas en Antapaccay. Según la propia empresa, los cambios que hizo MMG al Estudio de Impacto Ambiental “no fueron importantes”, por lo cual no fue necesario el proceso de participación ciudadana (consulta a la ciudadanía), comunicándose el hecho a las municipalidades; el Ministerio de Transportes y Comunicaciones oficio informes a las autoridades de Cotabambas y Grau, lo mismo que a las autoridades de los distritos de Challhuahuacho, Mara, Coyllurqui y Tambobamba, de lo acontecido.

Ahora veamos la preocupación de algunos. Según la Sociedad  de Comercio Exterior del Perú (ComexPeru) se paralizarían US$ 10,000 millones; además sostuvo que  al Perú le costó 13.4 % de crecimiento acumulado más 791,000 empleos y unos US$ 4,220 millones de recaudación tributaria. Otro de los preocupados es el Instituto  Peruano  de Economía (IPE), el cual sostiene que en el periodo 2011-2014 se retrasaron las inversiones por un valor de US$ 21,500 millones. Si a esta cifra se le agrega el efecto empleo más el costo de oportunidad total, el monto alcanzaría a US$ 62,500 millones, equivalente al 43 %  del PBI del 2015.

El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), entidad profesionalmente solvente y muy refutada, no solo a nivel nacional, estima que el departamento de Apurímac  donde se ubica el proyecto minero Las Bambas, en el 2016 crecerá 266 %, triplicando su PBI debido a la expansión minera en base a la explotación del cobre, como lo hace el proyecto Las Bambas. Es que la actividad minera en la región Apurímac pasaría del 10.4 % en el 2015 al 63 % en el 2016. Curiosa afirmación cuando hasta la fecha el asentamiento minero Las Bambas se encuentra paralizado y los comuneros siguen defendiendo su buen parecer.

No solo la población de las comunidades campesinas protestan por la mutilación de sus derechos, también lo hacen porque la empresa MMG con el propósito de ahorrar costos dejo de pavimentar la carretera, siendo utilizada sin ser asfaltada, donde el polvo que se origina por el transito diario de los camiones de la empresa MMG es el primer factor de contaminación para la población en general y particularmente para niños, ancianos y mujeres. Esta contaminación también afecta directamente a las áreas agrícolas de las comunidades y al ganado de la zona.

Si estas razones no son suficientes para de una vez por todas zanjar responsabilidades, los representantes de la empresa minera chino australiana MMG optan por representar el fácil accionar de víctimas, mientras que el Estado peruano representado por las autoridades del gobierno central, regional y municipal, gestan un arbitraje burdo y conocido.

¿Sera posible que por interés comercial, entre Perú y China, se trate de evitar un mal momento ad portas de la inauguración del APEC y la firma fitosanitaria del acuerdo del envío de arándanos al mercado chino? ¿O tal vez es el interés del gobierno peruano en ampliar el número de turistas chinos al Perú? ¿O es la inauguración de los vuelos China y Perú, lo que impide actuar con la ley en la mano?


 Tal es el poder del dinero, que tanto lo aprendido como lo prometido no se refleja a la hora de poner orden y hacer justicia. Así transcurre la vida en Perú, desgracias para los desposeídos y más desgracias.

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