Oscar Muñiz
La capa de hielo del Oeste de la Antártida se derrite rápidamente,
aun los glaciares que se desplazan hacia el Mar de Amundsen. National
Aeronautics and Space Administration describe así el estudio sobre este tema: “En
esa región, hay seis glaciares que están suspendidos gracias a un precario
equilibrio; se encuentran parcialmente sostenidos por tierra y flotan
parcialmente en las aguas fuera de la costa. En la capa de helo hay suficiente
agua congelada que alimenta a estos gigantes helados, como para aumentar los
niveles mundiales de los mares en casi 1.22 metros (4 pies) si se derritieran.
Eso es inquietante porque los glaciares se están derritiendo. Es más, por medio
de un nuevo estudio, se descubrió que la contracción es imparable. Más información
al respecto en Geophisical Research Letters, Eric Rignot.
El problema que señala Rignot es que las líneas de
asentamiento se encuentran enterradas a miles de metros de hielo glaciar, es
todo un desafío saber donde están. Lo que se puede afirmar es que las líneas de
asentamiento se están alejando del mar, notándose tasas de contracción que no
se ven en otras partes de la Tierra.
La línea del glaciar Smith se contrajo 35.4 kilómetros (22
millas) rio arriba. El resto de líneas se contrajeron entre 9 y 30 kilómetros
(de 6 a 19 millas). Conforme los glaciares se derritan pierden peso y flotan,
el agua se introduce debajo de los glaciares y empuja la línea de asentamiento,
reduciendo la fricción entre el glaciar y su lecho. Avanza el glaciar, se
reduce de tamaño, contrayéndose la línea de asentamiento hacia el interior, produciéndose
el derretimiento fuera de control.
Sea como sea el origen del derretimiento, el hecho
incuestionable es que los glaciares de la Antártida se encuentran en proceso de
deshielo, y con la perdida incalculable de los recursos naturales de la zona.
El peligro potencial que se encuba es de tal magnitud que su afectación seria
planetaria, los daños serian incalculables, más aun, la vida misma en la Tierra
variaría inexorablemente, tal vez incluida la vida de millones de seres
humanos.
Si es esto lo que está sucediendo en la Antártida, veamos
que sucede en los ríos del Perú.
Si Usted pudiese viajar en línea recta en auto desde Perú
hacia la Antártida, le tomaría aproximadamente 85 horas 9 minutos (4 días de 24
horas), asumiendo que su velocidad fuese de 100 km/h o 60 millas/h. La contribucion al daño de la Antartida tambien proviene de la siguiente descripcion que haremos de la calidad del agua que desemboca en la Cuenca del Pacifico, la velocidad de su desplazamiento hacia la Antartida podrian ser menores o mayores pero al fin de cuentas llegan a su destino final.
Contaminacion minera |
A semejante distancia en Perú las cosas no son tan poco
peligrosas. Con datos oficiales de estudios realizados en los mil siete ríos que
tiene Perú, el cincuenta por ciento de ellos se encuentran contaminados, siendo
su origen la contaminación por aguas residuales de los centros poblados, la minería
en general y en especial la informal, el uso de agroquímicos en la agricultura
y los desechos de residuos sólidos.
Según la última información de la Autoridad Nacional del
Agua, 800 municipalidades vierten 1.2 hectolitros cúbicos de aguas residuales a
los ríos; cien mil mineros (informales-ilegales) vierten tres mil toneladas del
mercurio al año; cien mil industrias descargan desechos sólidos y liquido en
las cuencas; un millón de hectáreas agrícolas generan aguas de retorno con agroquímicos
de alta salinidad. Advierten por ejemplo, que para recuperar las aguas de la
cuenca del Mantaro (centro del Perú) se necesitan 980 millones de soles unos
US$ 359 millones.
Frente a esta situación en que se encuentran la calidad de
las aguas de los ríos a nivel nacional, si usamos como ámbito la Unidad Hidrográfica
de Análisis, un espacio mínimo de planificación hidráulica en el que están incorporados
los criterios hidrográficos e hidrológicos, esta unidad hidrográfica contiene
72 unidades hidrográficas de análisis, 36 en la vertiente del Pacifico, 31 en
la vertiente del Atlántico y 5 en la vertiente del Titicaca, baste multiplicar
la anterior cifra para obtener un aproximado de US$ 25,848 millones que serán necesarios
para evitar el colapso final.
Estos dos datos, el deshielo de la Antártida y la contaminación
de las aguas de los ríos, al final contaminan las aguas marinas frente a la
costa peruana. Hasta el momento no existe ninguna acción preventiva mucho menos
una concientización de la población. El daño que se viene acumulando es de tal
magnitud que se pone en peligro las aguas subterráneas, y el aprovisionamiento
de agua para consumo humano. Esperamos que no existan disculpas para seguir
promocionando un mal entendido crecimiento económico.