Tal es el desprestigio institucional en el Perú, que desde
1985 la presidencia de la Republica se convirtió en el botín de unos cuantos.
No es necesario demostrar para constatar el paroxismo al que llego el Perú, desde 1990 hasta el 2000, pues
el que no robaba era un “menso”, era un reverendo idiota.
La secuela de esta desventura la vivimos desde que un
improvisado e inescrupuloso presidente nipón tomo el mando del Perú.
Los delincuentes no tienen miedo ni tienen vergüenza de
serlo. La madre de un ladrón se sintió orgullosa de su hijo en su funeral. Hoy
presenciamos a la madre de una candidata a la presidencia aparece en los mítines
de su hija la candidata, habiendo sido denostada por la que en contubernio con el delincuente
paterno usufructuó el sitio de su madre como primera dama de la Nación.
Disfruto, rio, de todas las fechorías y del dinero mal habido.
La actual Republica debe ser reemplazada por una nueva. Sin
embargo, quién se atreve a refundar esta nueva República. La Republica que hoy
vivimos está agotada, viciada, y solo es conveniencia para unos cuantos que hoy
pretenden ser presidentes del Perú.
Muñiz & Asociados, les desea un Feliz Año 2016, a todos los
peruanos, menos a los que mantienen el presente estatus quo. Igualmente un Feliz
Año 2016, para todos nuestros lectores
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