27 de septiembre de 2013

Perú: la agroindustria de palma aceitera en Loreto










Por Oscar Muñiz


El cultivo de la palma aceitera en la Selva Baja peruana, es una actividad que pretende desarrollar las potencialidades agroindustriales y sociales en esa región natural, como alternativa de desarrollo y como cultivo alternativo a otros cultivos como el cacao, café.  


Plantación palma aceitera



El cuidado de los ecosistemas obedece no a un capricho, más bien todo lo contrario, obedece al interés de mantenerlos lo más próximo al momento antes de su intervención, con el propósito de obtener los beneficios físicos y económicos en el horizonte más amplio del tiempo, lo que significa también que sostenga a largo plazo las actividades de explotación de las riquezas naturales, en este caso el recurso forestal, para así obtener un valor agregado, dicho sea de paso, el cual es ínfimo frente a lo que a la naturaleza le costó invertir durante millones de años. Con tal fin los interesados deberían no solo cumplir con las leyes vigentes, sino también, con las indicaciones técnicas que permiten el uso de los recursos autóctonos del bosque.


Bosque húmedo tropical



Existen dos tipos de emprendedores, que con su singular espíritu hacen de su sustentación una aventura productiva con lo más elemental, aprovechándose de las ventajas que su estatus les provee. En un extremo estan  los que por necesidad para su supervivencia hacen de la naturaleza un medio que les permita aplacar sus necesidades; en el otro extremo, el que por codicia aprovecha sus ventajas para ir contra lo que manda la ley natural y las normas técnico-juridicas. En ambos casos el daño que provocan en los ecosistemas muchas veces son irreversibles, aunque de acuerdo a los resultados  los que hacen seda y pabilo de lo elemental tengan todas las facilidades para evitarlo.

En el caso que nos ocupa, la producción e industrialización de la palma aceitera , actividad que viene desarrollándose en la Selva Baja de Perú, desde hace varias décadas, su implementación se define a sí misma como un problema que origina alteraciones desfavorables o perdidas cualitativas, como el empobrecimiento del recurso forestal. Las causas directas son los procedimientos de explotación carentes de una adecuada administración del recurso forestal.  Como causas indirectas, la falta de una adecuada planificación, integración y ordenamiento administrativo de las actividades económicas del sector privado. 
Existe la imperiosa necesidad de un análisis de los problemas de conservación en función de la base ecológica y socio-cultural, para determinar las causas, vinculaciones y ramificaciones entre ellas.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, las plantaciones de palma aceitera deben cumplir con dos requerimientos básicos para evitar problemas en la conservación de los recursos, lo que quiere decir antes de su implementacion. Primero, para un desarrollo armónico la industrialización debe tener muy en cuenta la materia prima producida por el bosque;  segundo, su ubicación o localización no debe interferir con la clasificación de tierras aptas para actividad forestal. En el caso que nos compete ninguno de los requisitos los satisface, pues destruye el bosque original e introduce una especie ajena al bosque. Este reemplazo de palma aceitera por industria forestal no tiene fundamento técnico alguno. En cuanto a su rentabilidad y sustentabilidad económica es dudosa su ventaja.

Hace 39 años la Oficina Nacional Evaluación de Recursos Naturales – ONERN, institución básica y comprometida con el desarrollo de Perú, que contaba con los estudios a nivel total de la Selva y con la censilles que caracterizaba su accionar, publico la siguiente verdad en Lineamientos de Política de Conservación de los Recursos Naturales Renovables del Perú:

“El gran potencial forestal que existe actualmente en la Selva del Perú se perderá irremediablemente en pocos años si no se dan los pasos necesarios para adoptar un modelo que se adecue a nuestra realidad. Seria esencial que se amplíen o complementen las actuales leyes generales y orgánicas para que se adopten en sus lineamientos tales propósitos. Debe mirarse a la Selva como una región con posibilidades de desarrollo agropecuario complementarios a la actividad industrial. Para ello debería adoptarse una política forestal  mucho más positiva, que tendría por fin promover el aprovechamiento de tierras aptas para la forestación y la eliminación de las prácticas ineficientes de la explotación de bosques. Enclavada dentro de un marco de amplia política de tierras, la nueva política forestal deberá reconocer que la mayoría de las tierras selváticas son esencialmente forestales debido a sus fuertes limitaciones ecológicas. Por ello, debe propenderse a una ordenación estricta del uso de la tierra. Para las que entran en la clasificación de tierras de aptitud forestal, debe reconocerse sus valores como fuente de la materia prima para la industrialización y establecer una positiva conciencia entre el pueblo y los organismos estatales a fin de poder poner en  ejecución los modelos prácticos de manejo técnico forestal, que redundara en beneficio de todos” (ONERN 1974).

“En verdad, la formulación e implementación de tal política es urgente y hay que recalcar que quedan pocos años antes de que sea difícil sino imposible lograr una industrialización permanente en la Selva a base sus bosques naturales. Dicha industrialización requiere grandes extensiones contiguas de tierras con sus bosques originarios intactos y sus suelos forestales sin empobrecimiento. No se puede pensar en la generación de una industria con sus enormes requerimientos de capital cuando el potencial forestal esencial a su desarrollo y sobrevivencia prácticamente haya desaparecido, cuando las tierras que están disponibles para abastecerla con materia prima se encuentren convertidas en pastos degradados, matorrales erosionados y purmas compuestas solamente de especies de bajo valor y tronos pequeños, delgados o malformados, sin árboles semilleros de elevada calidad genética para la repoblación natural que es la base de la reforestación bajo un manejo técnico avanzado. Si no se lleva a la práctica dicha política fundamental, tan solo se conseguirá que las tierras no agrícolas permanecerán abandonadas o convertidas en yermos sin ninguna esperanza de adelanto económico y social. Por esta razón, es de capital importancia considerar una reorientación de la política y de los programas actuales para el desarrollo de la Selva” (ONERN, 1974).



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Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales - ONERN, Lineamientos de Política de Conservación de los Recursos Naturales Renovables del Perú  


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