Oscar Muñiz
Respondiendo a la interrogante del título, podemos afirmar
que habría futuro para unos pocos, pero para la Amazonia ninguno. Estos son los
argumentos.
Estamos en total desacuerdo con la intención de impulsar los
convenios y tratados entre Estados para intervenir la Amazonia, con el propósito
de vender espejismos de bienestar y progreso a millones de personas. No señalamos
a ningún político en particular, solo señalamos lo que no se puede hacer en espacios geográficos
vulnerables por su fragilidad. Ni el famoso Beneficio/Costo, ni las utilidades
futuras y mucho menos el porvenir deben ser el argumento de interés que mueva a
la gente, pues el economicismo que esconde esta propuesta lleva al desperdicio
o mal manejo de áreas (ecosistemas) que aun poco o nada se conoce sobre ellos.
El ejemplo más claro en el Perú actual es la Selva Alta y
Selva Baja, invadidas en los últimos cien años, depredadas, con réditos positivos
temporales y con cultivos inapropiados; con cientos de miles de hectáreas deforestadas,
con problemas de compactación de suelos, con erosión y problemas sociales. También
es conocida la ambición de los grupos de poder económico por tomar casi por
asalto la Amazonia, ofreciendo a cambio un desarrollo y progreso económico que
no compensa en lo absoluto las pérdidas en términos biológicos, ecológicos y medio
ambientales.
Cuenca rio Amazonas |
El asunto es el siguiente. Existe un planeamiento estratégico
para la Amazonia, construir represas por parte de los Estados de Bolivia,
Brasil, Colombia, Ecuador y Perú en los
afluentes del rio Amazonas, con el consiguiente impacto ambiental y ecológico.
Los embalses serian construidos en los ríos Caquetá , Madeira
, Marañón , Napo , Putumayo
y
Ucayali
,lo cual afectaría directamente la relación
entre la zona Andina y la Selva Amazónica en su totalidad.
Matt Finer, investigador del Centro para la Legislación
Ambiental Internacional, con sede en Washington D.C., afirma que “Cerca del 40 % ya están en etapa avanzada
de planeamiento, es decir, ya existen
procesos contractuales. El número representa un gran aumento, ya que actualmente
existen 48 represas con capacidad de más de 2 MW en la Amazonia Andina. Lo que
es crucial destacar es que el 53 % de las represas nuevas serian de 100 MW o más
y esto es un aumento de más de seis veces en el número de represas de gran
tamaño. Actualmente por ejemplo, solo existe un gran embalse más de 1,000 MW en
la Amazonia Andina, pero hay planes para otros 17”.
Como resultado se obtendría que más del 80 % de las represas
planeadas contribuyeran a la deforestación, como consecuencia de la construcción
de carreteras y la inundación de grandes extensiones de terreno. Otra
consecuencia es que los proyectos están siendo evaluados individualmente antes
de ser construidos debido a una falta de política regional.
Matt Finner, confirma que
“Los informes oficiales de Ecuador, Perú y Bolivia, describen a la energía hidroeléctrica
como una pieza central de sus planes energéticos a largo plazo. La demanda
domestica extra proyectada para los tres países es de 7,000 MW adicionales,
debido a un mayor uso energético y a esfuerzos para remplazar centrales termoeléctricas.
Nosotros le responderíamos a los gobiernos que utilizando un análisis estratégico,
podrían identificar mejor y priorizar represas de bajo o mediano impacto y
eliminar la necesidad de construir represas de alto impacto”.
El estudio del CLAI, recomendó un planeamiento estratégico que
permita evaluar el impacto de los embalses a escalas espaciales mayores, por
ejemplo, a nivel del total de la cuenca
de un rio; crear un plan estratégico para asegurar mantener el libre flujo de
las aguas desde los Andes hacia la Amazonia, ya que esto último hasta ahora no
se había realizado; sin embargo Matt Finer, sostiene que con la construcción de
dos mega represas en el rio Madeira, que prácticamente se encuentran
concluidas, el número de conexiones no afectadas se reducirá a cinco. Además
dice, “Con la variedad de represas
planeadas para al menos cuatro afluentes, podrían haber una o dos vías que
fluyan libremente”.
Nos imaginamos las consecuencias de los daños a los
ecosistemas los cuales serian irreversibles. Podemos concluir que el bosque amazónico tendría que
desaparecer, la migración se incrementaría exponencialmente, la agricultura y ganadería
se extendería, la exportación de los recursos naturales locales se incrementaría,
se instalaría una primitiva industrialización, los estándares de vida no mejorarían
al ritmo necesario de la migración y crecimiento poblacional. Estos indicadores
sirven para visualizar a mediano plazo lo que significa la propuesta energética
para la zona Amazónica.
El Perú tiene experiencia en esta materia, cuando se realizaron
estudios desde la década de los 60 en la Selva Alta (Región San Martin), al utilizarse
extensivamente los valles Huallaga Central y el Bajo Mayo, zonas por donde
discurren los ríos del mismo nombre. De las 864,000 Has. estudiadas multidisciplinariamente (1), solamente 138,700 Has. eran
aptas para cultivos en limpio (maíz, frijol, maní, yuca, plátano, caña de azúcar,
arroz, entre otros); el otro rubro de importancia era el turismo.
Nuestra experiencia en la zona en cuestión nos permite
afirmar que es un área de gran riesgo, porque es un asunto por demás muy
discretamente planeado y silenciosamente ejecutado, y porque desde el punto de
vista económico reviste grandes incógnitas y misterios por explicar.
Datos
(1) Estudio de suelos, forestales, hidrológico,
pastos, socio-económico, botánico. Así mismo se realizaron estudios de
inventario de recursos naturales, de vigilancia ecológica y de planeamiento
ambiental.