25 de enero de 2010

EL CULTIVO DE COCA Y SUS IMPLICANCIAS
EN EL DESARROLLO REGIONAL
CASO DEL DEPARTAMENTO DE SAN MARTIN
EN LOS VALLES DEL HUALLAGA CENTRAL
Y BAJO MAYO


Aspectos Ecológicos


Se define como área productora de coca parte de la superficie comprendida por las provincias de Leoncio Prado, Marañón (departamento de Huanuco), Tocache, Mariscal Cáceres, Picota y Huallaga (departamento de San Martín), donde existen en la actualidad aproximadamente 294,000 Ha. en uso agropecuario (1). En la zona de Tingo María – Tocache, en 1962, se determinaron 11,379 Ha. en uso agropecuario iniciado hace 30 años. Se puede estar hablando en tal caso de más de medio siglo que dichas tierras se encuentran siendo utilizadas. En cambio en el Huallaga Central y Bajo Mayo, en 1960, el área utilizada alcanzó 50,492 Ha. y en 1981 fue de 111,450 Ha. (2).

El clima del sector oriental por debajo de los 2,000 m.s.n.m. conformado por las provincias de Leoncio Prado, Marañón, Tocache es cálido y húmedo, con precipitaciones pluviales durante casi todo el año, mientras que en zona conformada por los valles del Huallaga Central – Bajo Mayo presentan cuatro tipos diferentes de clima: (a) seco y cálido; (b) semiseco y cálido; (c) ligero a moderadamente húmedo y semicálido; y (d) ligero a moderadamente húmedo y calido (3).

La fisiografía y las características físico químicas de los suelos, así como de las condiciones climáticas  de las zonas antes mencionadas configuran un medio ecológico apto para el desarrollo del cultivo de la coca.

En la zona del Huallaga Central y Bajo Mayo el factor decisivo en la fisiografía es el río Huallaga que discurre a través de las cordilleras Central y Oriental de los Andes, en donde se diferencian tres unidades macrogeomorfológicas: las partes altas de la Cordillera Central que se eleva hasta más de 4,500 m.s.n.m.; la parte media o subandina con elevaciones hasta 1,800 m.s.n.m. y finalmente las partes más bajas, la denominada Selva Baja, con elevaciones por debajo de los 180 m.s.n.m. En este sector, entre la desembocadura del río Huallaga y el río Mayo, ocupa una superficie de aproximadamente 23,172 Km2 con afluentes de importancia como son los ríos Mayo, Sisa, Saposoa y Huallabamba por la margen izquierda; y por la margen derecha los ríos Mishquillacu, Ponasa y Biabo, que presentan valles de suma importancia para la economía regional, con los mejores suelos de la Selva, siendo el valle más extenso el del Biabo.

En el primer sector conformado por las provincias de Leoncio Prado – Marañón – Tocache, el río Huallaga alcanza hasta 300 m. de ancho presentando un área de amplios meandros, después de la desembocadura del río Magdalena.

De acuerdo a estudios realizados, de 864,000 Ha. que abarca el valle del Huallaga Central y Bajo Mayo el 21 por ciento representa tierras para cultivos en limpio y permanente, y el 79 por ciento comprende a las clasificadas para pastos, forestales y de protección.

Es de suponer que los riesgos que conlleva esta zona están en función del manejo de las condiciones socioeconómicas y agroeconómicas. Esto significa que, según la naturaleza del cultivo de coca, éste se desarrolla de preferencia en lugares de fuerte gradiente, habiéndose propiciado en 1979 y 1984 la utilización de 52,716 Ha. de bosque de protección para otros fines, lo que representa el seis por ciento de la superficie total que abarca el valle del Huallaga Central y Bajo Mayo.

En 1984 los bosques secundarios y residuales, que son aquellos que han sido intervenidos por el hombre y que posteriormente han sido abandonados, correspondieron a 132,825 Ha. (4). Ambos tipos de vegetación superaron el bosque clímax húmedo y seco, o sea aquel que se encontraba en estado natural o no intervenido en dos por ciento, lo que evidencia un incesante y acelerado proceso de intervención de los bosques.

Se agrega a esta situación la producción de madera, actividad altamente dinámica, la cual ha hecho disminuir la superficie de bosque clímax a 359,166 Ha. solamente en los tres últimos años. La explotación forestal estimada en el lapso de 20 años, desde 1962 fue de 4´558,962 m3 de madera aserrada y 8´746,606 m3 de madera rolliza en el sector comprendido por las provincias de Leoncio Prado, Marañón y Tocache. 

En 1962, en la zona de Tingo Maria – Tocache, el cultivo de coca representó el siete por ciento de la superficie de la Serie Ayacucho y el ocho por ciento del área ocupada por la Serie Convención (5) y el uno por ciento de la superficie con aptitud agrícola. De estos suelos potencialmente útiles  para el desarrollo del cultivo de coca fueron acondicionadas 15,606 Ha. para su producción, que sumadas a las utilizadas en el año de 1962 alcanzaron 16,272 Ha; actualmente, después de 25 años, han sido utilizados éstos y otros suelos de manera creciente. Esta superficie representa el 18 por ciento (6) de la superficie con aptitud agrícola para 1962, que con seguridad actualmente en su totalidad es utilizada con sombríos de coca.

De manera que de un total de 113,790 Ha. evaluadas en 1962, el 85 por ciento posee aptitud agrícola, y de este total el 68 por ciento son clasificadas para desarrollar cultivos en limpio y el 32 por ciento, o sea 30,951 Ha. son aptas para cultivos permanentes, forestales y de protección; por lo tanto se puede estar hablando entonces del orden de 53,706 Ha. (47%) con sombríos de coca, solamente en la zona que a la fecha había sido evaluada.

Actualmente, la utilización del suelo con este cultivo ha ganado mucho más terreno, especialmente en zonas de fuerte pendiente, y las zonas de menor pendiente que son utilizadas con cultivos asociados, por la alta rentabilidad que esta genera, ya que el cultivo de coca se desarrolla en suelos ácidos y no interesa siquiera el factor fertilidad para su desarrollo. Más aún, es un cultivo que en los dos primeros años previos a la primera cosecha va asociado con el maíz y el café, debido a que el 19 por ciento de la superficie tiene condiciones para estos cultivos.

Al respecto hay que tener en cuenta que el manejo del cultivo de coca se asemeja al cultivo del café, y es justamente éste el que por aquella época se desarrolla en la zona. En la actualidad ha sido reemplazado en su totalidad por la coca, representando estas áreas sustituidas 29,500 Ha.

En lo que respecta al sector Nuevo Tocache (7) el riesgo es evidente ya que desde hace algunos años se aprecia una tensión social por la sustitución parcial en unos casos y total en otros. Esto se debe fundamentalmente a las condiciones económicas-financieras en que se encuentra la agricultura, a las presiones demográficas a nivel regional y, fundamentalmente, al deficiente rol que cumple la Selva Alta en la economía nacional y regional.

Hasta el presente, esta región ha sufrido modificaciones en su crecimiento económico  cíclico en base al uso de algunos recursos naturales y antrópicos, que fusionados han desarticulado el desarrollo socioeconómico de esta región, potencialmente diversificada, especialmente en el departamento de San Martín, en donde persiste una problemática ambiental que hasta la fecha no solo ha comprometido sus factores ambientales sino también al social.

Existe en este departamento aproximadamente 406,000 Ha. con aptitud para cultivar coca, aunque no se conoce con precisión el área real, pero se sabe que es mas del 11 por ciento las que hoy son sembradas con coca.

Al respecto, ni las técnicas mas modernas como el LANDSAT permiten distinguir su presencia; solo con estudios de monitoreo terrestre y aéreo podría calcularse el área actual de la tierra con este cultivo, y aún así existiría un considerable margen de error.

Además, los costos no permitirían encontrar una cifra exacta, limitándose a acciones de vigilancia en sectores accesibles topográficamente y con ciertos riesgos en la recolección de datos. Por algo es el cultivo con mayor rentabilidad y seguridad en la captación de mano de obra, en su comercialización y en la de poseer un alto grado de seguridad comercial y de financiamiento.

Solamente resta señalar que no existe certeza en el cálculo de la superficie sembrada con este cultivo, pero sí se sabe en dónde se desarrolla y que su poder expansivo es incontenible porque no existe cultivo que pueda hacerle competencia alguna; además permite el financiamiento de otros que nivelan la economía de subsistencia pauperizada de la zona.

(1) 96 mil hectáreas entre Tingo Maria y Tocache y 198 mil hectáreas en el Huallaga Central – Bajo Mayo, en donde se incluye   suelos de Clase A, C y P según ONERN 1984.
(2)  Para apreciar la velocidad de crecimiento del área utilizada interpolase las siguientes superficies: en 1967 fue de 51,919 Ha y en 1979 de 107,380 Ha.
(3)   ONERN, 1984.
(4)   ONERN, 1984
(5)   En el estudio de evaluación de recursos naturales ejecutado por el Servicio Cooperativo Internacional (SCIF) en 1962, la asociación de los suelos arrojó la siguiente clasificación: Teresita, Uchiza, Tocache, Ayacucho, Sivia, Convención, Perené, Apurimac y Aguajal.
(6)   Según el SCIF para 1962 la superficie agrícola fue de 96,097 Ha.
(7)   En 1962 era jerarquizado como distrito. Hoy conforma la provincia de Tocache y como distrito es Nuevo Tocache








Autor: Oscar Muñiz, 1988
Ed. Asociación para la Investigación y Desarrollo Rural Integral - AIDER
Ed. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología - CONCYTEC - Perú





















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