9 de junio de 2017

El final de los guaraní-kaiowa


Oscar Muñiz C.


Sabemos sobre la marginación y despojo que sufren los pobladores nativos de la Amazonia. Para este grupo humano que habiendo hecho del bosque su hogar, hasta el día no encuentran aquella paz que perdieron hace no menos de 500 años. Todo lo contrario.

No solo la historia narra sobre El Dorado. La codicia y la fiebre del oro son dos rasgos que sobreviven en los habitantes de otros condominios, transitando hasta la actualidad desde el mismísimo oro como el aparecido en el departamento de Madre de Dios en Perú, hasta el petróleo, el gas o el caucho.  

Las atrocidades que se cometen contra los nativos muchas veces no tienen nombre. No tienen designación por sus características, muchas veces deshumanizadas y crueles.

Según estadísticas, en la última década (2007-2017), en Brasil, fueron asesinados 833 indígenas y 351 se suicidaron.

Antes  de la llegada del colonizador portugués al Brasil, la población indígena se calculaba en cinco millones de personas, en la actualidad esta población llega a lo mucho a 900 mil personas. En todo este tiempo fueron las enfermedades traídas de Europa, la esclavitud y el genocidio motivos de la acción exterminadora de esta población.

Nativos amazonicos guarani-kaiowa


En la actualidad la tenencia de la tierra es un derecho adverso a los intereses de los indígenas brasileños, pues solo el 12 % del territorio está bajo su poder. La historia de los guaraní-kaiowa es la muestra de las injusticas en la zona occidental del estado de Mato Grosso del Sur.

Se tenía esperanzas en la constitución de 1988 porque reconocía  los derechos de los indígenas a poseer las tierras. Esto no sucedió, las esperanzas fueron desestimadas ya que en el periodo 1999-2005 cuando se demarcaron los territorios de los guaraní-kaiowa, estos fueron expulsados de sus tierras por los rancheros. Sin embargo en el año 2015 regresaron a las tierras de donde habían sido desalojados injustamente por los rancheros y jueces corruptos, pero los terratenientes habían contratado milicias armadas  (mercenarios) para desalojarlos. Asesinaron al jefe de la tribu SEMIAO VILHALVA y, al año siguiente asesinaron a otro jefe, a niños y cometieron violaciones. No es de asombrar que hasta políticos senadores brasileños han mostrado públicamente su desprecio por los nativos.

Ninguna disposición a favor de los indígenas es respetada. El actual presidente del Brasil MICHEL TEMER es muy cercano a los terratenientes y cabilderos rurales; nombro a OSMAR SERRAGLIO, prominente agroindustrial, ministro de justicia y, a un general del ejército brasileño jefe interino de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI).


Si las cosas siguen así el final de los indígenas está muy cerca. 

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