Un estudio de la Administración Nacional de la Aeronáutica y
del Espacio (NASA), considera que los bosques tropicales absorben 1400 millones
de toneladas métricas de dióxido de carbono, el 56% del total global.
Según la misma fuente, los bosques y otro tipo de vegetación
eliminan el 30% de las emisiones humanas de dióxido de carbono durante la fotosíntesis.
Si la absorción fuera más lenta, el calentamiento global se aceleraría.
Joshua Fischer, coautor del estudio dice “Hasta nuestro análisis, no se había llevado
a cabo con éxito una conciliación global de la información sobre los efectos
del dióxido de carbono de las comunidades relacionadas con la atmosfera, la
silvicultura y los modelos. Es increíble que todos estos tipos de orígenes de
datos independientes empiecen a converger en una respuesta”
El otro coautor del estudio Britton Stephens sostiene que no
es curiosidad saber qué tipo de bosque es el que absorbe la mayor cantidad de
carbono. Esto permite comprender si los ecosistemas terrestres globales podrían
continuar compensando nuestras emisiones de dióxido de carbono o permitirían agravar
el cambio climático.
Un hecho constatado es que las emisiones originadas por el
ser humano suman más dióxido de carbono a la atmosfera, los bosques de todo el
mundo lo utilizan para crecer más rápido, disminuyendo la cantidad que
permanece en el aire. A este efecto se le denomina fertilización carbónica.
Sabemos que el calentamiento global disminuye la
disponibilidad d agua y que la Tierra se caliente, provocando los incendios
forestales. En los trópicos se agrava el problema cuando los pobladores queman
la madera durante la deforestación. Este hecho detiene la absorción del
carbono.
También se comprobó que los bosques de latitudes medias del hemisferio
norte absorben mas carbono que los bosques tropicales. Stephens demostró que
muchos modelos climáticos no representaban correctamente los flujos de carbono
por encima del nivel del suelo.
Schimel, otro investigador, concilia los resultados en todas
las escalas, a medida que el aire mueve el dióxido de carbono alrededor de la
Tierra. Lo que propone Schimel es una hipótesis que explica lo que se conoce
del funcionamiento de la fotosíntesis y lo que pasa a escala planetaria.
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