Veinte años después, Rio vuelve a ser el centro de la atención
mundial, cuando los problemas ambientales se han incrementado, han aparecido
nuevos problemas y muchos siguen entre nosotros.
1972 marco el inicio de la preocupación sobre el medio
ambiente, cuando los representantes de los países se reunieron en la ciudad de Estocolmo,
en la “Conferencia de Estocolmo sobre el
Medio Humano”. Desde aquella fecha mucha agua paso bajo el puente, y sin intentar
llegar a una evaluación sobre el asunto, podemos darnos cuenta que no solo la ecología
en su conjunto soporta serios problemas, que los derechos humanos cada vez son
pisoteados sin ningún miramiento, que los conflictos sociales y las guerras han
terminado con miles de miles de vidas humanas, que las formas de explotación humana
se han agravado o son parte del panorama cotidiano, y que las crisis económicas
han devastado amplios sectores de la sociedades.
Ninguna época en la historia humana presenta tantas
posibilidades de alargar la vida de los individuos, sin embargo existen
millones de niños en la pauperización más atroz, mujeres explotadas, donde la
vejez no tiene lugar ni razón de existir, cuando el poder es captado y acaparado
por gente inescrupulosa.
En la actualidad el desamparo, el infortunio, son hechos
cotidianos. Es decepcionante el progreso de la tecnología, sin embargo
enfermedades como la tuberculosis o el AID no hayan sido contraladas, mucho
menos hayan desparecido. Este mundo avanzo con sus cuantiosas construcciones de
todo tipo, sin embargo es incapaz de haber solucionado el problema del pleno
empleo, pues ningún ser humano se acostumbrara con el mísero salario de US$ 1/día,
si es que lo obtiene.
Rio + 20, no es la solución para tantos problemas, tenemos
la experiencia de la “Conferencia de las
Naciones Unidas Sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo 1992”, en la ciudad
de Rio que evidencia que los grupos de poder económico son más fuertes que los
propios Estados, que la sustentabilidad del planeta, al parecer, no está en manos de los que quieren un mundo
mejor, está en los organismos supra nacionales y en los que ostentan el poder económico
y político. Tal vez no existan mejoras a corto ni a mediano plazo mientras
permanezca incólume el antagonismo entre economía y sostenibilidad.
En 1974, con los “Lineamientos
de Política de Conservación de los Recursos Naturales Renovables del Perú”,
este país se ubico en la vanguardia de los compromisos adquiridos en Estocolmo
1972, responsabilizando a la Oficina Nacional de Evaluación de Recursos
Naturales –ONERN y al Instituto Nacional de Planificación-INP, lograr los
objeticos propuestos en dicho documento, para lo cual contaba con personal de
primera línea y la convicción de que valía la pena trabajar en esto. Sin
embargo en 1992, la Comisión designada para la elaboración del documento final planteaba en su panfleto, “Perú: Conferencia de las Naciones Unidas Sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo 1992”, ante la comunidad internacional, la rica variedad natural del Perú, y el compromiso
del gobierno de aquel entonces de cumplir con los programas que permitiesen
alcanzar el desarrollo sustentable.
La diferencia entre ambos compromisos es ampliamente
reconocida hasta por un lego. Hoy el Perú se debate entre el ostracismo y la
nada.
Clic RIO+20
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