24 de junio de 2009

ESTUDIO DE SUELOS DE LA ZONA DE BAGUA - JAEN - SAN IGNACIO 1973

ESTUDIO DE SUELOS DE LA ZONA DE
BAGUA – JAEN – SAN IGNACIO
(Reconocimiento)
Agosto 1973
OFICINA NACIONAL DE EVALUACION DE RECURSOS NATURALES (ONERN)
A manera de síntesis diremos que la clasificación por capacidad de uso divide a las tierras en cuatro grandes grupos:
1.- Tierras arables, apta para cultivos intensivos y otros usos (agricultura diversificada), subdivididas en 4 clases de capacidad: I a IV cuyas limitaciones y necesidades aumentan progresivamente de la clase I a la clase IV.
2.- Tierras no arables, aptas solo para cultivos permanentes (frutales, pastos y forestales), divididas en dos clases de capacidad de uso: V y VI, cuyas limitaciones y necesidades aumentan progresivamente de la clase V a la clase VI.
3.- Tierras marginales para la agricultura (exclusivamente aptas para pastoreo y forestales), con una sola clase de capacidad de uso, la clase VII, que agrupa tierras para propósitos pecuarios extensivos y explotación del recurso forestal.
4.- Tierras no aptas para fines agropecuarios ni explotación del recurso forestal, conformadas por una clase de capacidad de uso: Clase VIII, cuyas severas limitaciones impiden su utilización racional para propósitos agropecuarios. Relegada para otros fines (Bosques de Protección).
El estudio edafológico de la zona de acuerdo a la clasificación de los suelos según su capacidad de uso, ha dado como resultado las siguientes conclusiones:
a) Tierras apropiadas para cultivos intensivos y otros usos (agricultura diversificada. Sin mayores problemas o limitaciones, comprenden una superficie aproximada de 19,690 Ha., es decir, el 5.3% del área total evaluada. Incluye las clases I y II.
b) Tierra apropiadas para la fijación de cultivos intensivos (agricultura diversificada), pero con limitaciones mas significativas que requieren practicas de manejo moderadas a intensivas, abarcando una superficie aproximada de 57,520 Ha., es decir, el 15.9% de la superficie total evaluada. Incluye las clases III y IV.
c) Tierras apropiadas para la fijación y sostenimiento de cultivos permanentes que comprenden frutales, pastos y forestales, abarcando una superficie aproximada de 17,470 Ha., o el 4.8% del área total evaluada. Incluye la Clase VI.
d) Tierras marginales no apropiadas para la agricultura a base d cultivos intensivos o permanentes pero que prestan valor para una actividad pecuaria extensiva o forestales de explotación, abarcando una superficie aproximada de 166,660 Ha. O el 46.5% del área total evaluada. Comprende la Clase VII.
e) Finalmente, tierras no aptas para propósitos agropecuarios ni explotación de recurso forestal, relegadas exclusivamente para bosques de protección, abarcando una superficie aproximada de 95.080 Ha. O el 26.3%. Comprende la Clase VIII.
  1. Conclusiones

  1. El estudio de Bagua – Jaen – San Ignacio ha sido llevado a cabo sobre una superficie aproximada de 360,790 Ha.
  2. Debido a la amplitud y la topografía del área, ésta tiene zonas con condiciones climáticas un tanto diferentes, que influyen en los tipos de cultivo a llevarse a cabo; así, se tiene, por ejemplo, la zona de Bagua y la zona de San Ignacio.
  3. La zona, fisiográficamente, comprende dos paisajes bien definidos: (1) Aluvial, conformado por terrazas planas donde se lleva una agricultura intensiva, altamente tecnificada y bajo riego y (2) Colinoso, caracterizado por una topografía accidentada, sujeta a erosión pluvial y donde se lleva una agricultura generalmente de secano, empírica y de subsistencia.
  4. En la mayoría de las terrazas de la zona donde se lleva a cabo el sombrío de arroz, los suelos están sufriendo un proceso de hidromorfismo, encontrándose muchos de ellos con síntomas de oxidación y glyzamiento; esto es debido principalmente al tipo de sombrío que se lleva (arroz por inundación) y aun defectuoso sistema de drenaje.
  5. El estudio de reconocimiento de suelos de la zona Bagua – Jaen – San Ignacio y el conocimiento de sus características físico-morfológicas, químicas y biológicas revelan que existe alrededor de:
77,210 Ha. (21.2%) de tierras apropiadas para cultivos agronómicos intensivos y otros usos, o sea que pertenecen a las clases I, II, III y IV de Capacidad de Uso.
17,470 Ha. (4.8%) de tierras apropiadas para agricultura permanente, perteneciente a la Clase VI de Capacidad de Uso.
166,660 Ha. (46.5%) de tierras marginales para la agricultura, aptos exclusivamente paras pastoreo extensivo y forestación, pertenecientes a la Clase VII de Capacidad de Uso.
95,080 Ha. (26.3%) de tierras no aptas para fines agropecuarios ni forestales, perteneciente a la Clase VIII de Capacidad de Uso.
f. Se ha observado que los suelos situados en colinas están siendo fuertemente erosionados por las lluvias debido a su mal uso y al desbroce indiscriminado a que están siendo sometidos.
  1. RECOMENDACIONES

El alcance de las recomendaciones que se sugiere al concluir el presente estudio es de dimensiones amplias, es decir, de carácter general y está referido principalmente a todos los sectores vinculados al uso y manejo del recurso suelo. Por consiguiente, tales recomendaciones no se ciñen a niveles de la pequeña propiedad, sino mas bien constituyen guías básicas de apoyo en los diversos planes de desarrollo que se lleve a cabo en la zona estudiada. Con estos criterios, se enuncia a continuación las siguientes recomendaciones:
  1. En cuanto al aspecto aerotécnico de los suelos, se debe señalar que, para la incorporación de nuevas tierras a la agricultura, los desmontes deben ser racionalizados especialmente en las áreas con peligro de erosión y que las operaciones de labranza o de preparación de tierras deberán ajustarse a las condiciones edáficas y a la topografía del terreno.
  2. En lo que se refiere a los cultivos, estos deberán llevarse a cabo de acuerdo a la vocación o aptitud del suelo, eligiendo el cultivo apropiado y ejecutando las practicas culturales requeridas para lograr una buena productividad mediante la utilización de semillas seleccionadas, aplicación de fertilizantes minerales de acuerdo a las condiciones del suelo y necesidades de las plantas, con roles fitosanitarios y otras practicas especificas para cada suelo.
  3. Considerando que en determinadas áreas el drenaje de los suelos de las partes bajas se está desmejorando debido al mal uso del agua de riego, será conveniente planificar el sistema de regadío en el cual se contemple con prioridad un buen manejo de las aguas de riego por gravedad, un adecuado sistema de drenes que intercepten las aguas gravitacionales de los suelos y una racionalización de la cantidad de agua aplicada a las áreas de mayor cota, sincronizada con una adecuada selección de cultivos en dichas áreas.
  4. Otro aspecto fundamental que es necesario encarar es el problema de la deterioración de los suelos por efecto de la erosión pluvial. Esta referencia implica la necesidad de tomar ciertas medidas de conservación de suelos, a base de adecuadas prácticas culturales y agronómicas, fundamentadas principalmente en la utilización de un apropiado sistema de cultivo que proteja al suelo de los peligros de la erosión mediante una adecuada orientación de surcos (siguiendo las curvas de nivel), cultivos de cobertura, talas racionales y evitando el sobre pastoreo en áreas de fuerte pendiente. Por ultimo, en las tierras con pendientes excesivas y de poco o ningún uso agrícola, será necesario mantener la vegetación natural, tanto para frenar las erosiones muy severas de consecuencias imprevisibles, así como también para mantener el equilibrio bioclimático de la zona.
  5. Siendo el área evaluada una zona de singular importancia en el ámbito nacional, es de necesidad primordial mejorar e incrementar la actual red vial (caminos, carreteras, etc.) que asegure no sólo el suministro de productos agrícolas en optimas condiciones de cantidad y calidad a los mercados de consumo, sino también que facilite la migración de la mano de obra a través de los distintos centros ocupacionales agrícolas.
  6. Evaluadas así las grandes posibilidades que ofrece esta promisoria región y con el fin de determinar con mas exactitud los diferentes suelos y sus aptitudes agrícolas, encuadrados a nivel de finca (pequeñas propiedades) y como base de otros proyectos integrales de desarrollo, se deberá efectuar estudios con mayor grado de detalle, de acuerdo a los siguientes niveles:
(1) Áreas que requieren Estudios Detallados, para propósitos de riego.
(2) Áreas que requieren Estudios Semidetallados, para agricultura de secano.
(3) Áreas que desde el punto de vista agrícola no tienen mayor importancia y que, por lo tanto, no requieren de mayores estudios que el presente.
Las áreas que se mencionan anteriormente se encuentran graficadas en el Mapa de Estudios Propuestos.
Este es el sustento para cualquier política racional de los recursos naturales (Link_1)



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