Oscar Muñiz
Corro
Muchas veces
las casualidades nos hacen topar con temas de mucha importancia y
transcendencia, no solo desde el punto de vista ambiental o ecológico sino
también desde el punto de vista científico y económico.
Este es el
caso del glifosato, también conocido por el nombre comercial Roundup, herbicida más vendido en el mundo,
habiendo sido producido hasta hace poco tiempo por la compañía Monsanto y,
actualmente por Bayer.
Existe el
caso de Dewayne Johnson, el que fuera contaminado por el uso del glifosato en
sus tareas de jardinería y, a quien la Corte Superior de California compenso
condenando a Monsanto al pago de US$ 289 millones como compensación de daños.
Este caso
podría replicarse en cualquier parte de mundo, como Lima, ya que por descuido y
pésima información los agricultores en Santa Rosa de Quives usan el glifosato
para producir lechugas, contraviniendo las normas impartidas por el Servicio
Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) en el uso no solo del glifosato.
En el Perú
existen más de tres millones de personas que trabajan en la agricultura y de
ellos 147,000 (4.9 %) personas se dedican a rociar plaguicidas.
Desde hace más
de cuarenta años el glifosato es el herbicida
más usado en los cultivos de alimentos en todo el mundo. Este producto químico
sustituyo a la mano de obra campesina en las taras de erradicación de hierbas y
maleza. Como dato, en Perú un litro de
glifosato cuesta S/ 30 que equivalen a unos US$ 9.00.
En Argentina
el glifosato es usado en el rociado de campos de soya poniendo en riesgo la
salud tanto de los consumidores como el de los agricultores, ya que estudios
realizados y publicados en la Antología Toxicológica del Glifosato (830 artículos
científicos) consignan como dañino a la salud, responsable del hígado graso e
insuficiencia renal, Alzheimer, Parkinson, autismo y diversos tipos de cáncer,
el cual incluye el linfoma no Hodgkin.
Sin embargo
hasta el presente, Monsanto sostiene que el glifosato es inocuo y no es
causante de cáncer opinión que comparte Bayer.
El SENASA a
través del Área de Inocuidad Agroalimentaria indica que esta entidad no es la
llamada a pronunciarse sobre el riesgo cancerígeno del glifosato; que la
encargada es la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA). Recién en el
2019 se incluirá el glifosato en la lista de químicos a detectar, pero su
director Percy Montes indica que el glifosato es probablemente cancerígeno tal como lo indico en el 2015 la OMS.
Sin embargo
en medio del limbo jurídico científico hubo un hallazgo formidable.
Investigadores de la Universidad de Tubinga descubrieron una molécula de
glucosa de origen natural tan efectiva como el glifosato, la cianobacteria
llamada Cyanobacterial
antimetabolite7-deoxy-sedoheptulose o 7dSh, la que pondría fin al
reinado del glifosato.
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