Oscar Muñiz C.
El presidente de Brasil,
Michel Miguel Elías Temer Lulia, firmó un decreto el cual deberá ser
ratificado por el congreso, en el cual autoriza la transformación de 305,000 ha
(3,050 km2) de la Floresta Nacional de Jamanxim (Para) en una Área de Protección
Ambiental (APA).
Debe tenerse en cuenta que según la calificación de tierras
del Brasil, floresta nacional es una alta categoría de preservación y por lo
tanto su ocupación está prohibida.
Para entender la clasificación de tierras brasileña, el
nivel de importancia de las tierras APA en Brasil es de un grado menor debido a
que permite su explotación en las extensiones de forma comercial. Por lo tanto,
la disposición a la que hacemos referencia permite la legalización de
actividades productivas a aquellos que en la actualidad explotan ilegalmente
esta región de la amazonia brasileña.
Esta disposición política no queda ahí. A las 305,000 ha
antes señaladas los congresistas brasileños (diputados y senadores) le
aumentaron 295,000 ha, además de reducir 10,000 ha al Parque Nacional de Sao Joaquín
(Santa Catarina).
Al respecto, el Instituto de Investigación Ambiental de la
Amazonia calculo que la deforestación seria de 280,000 ha, causando una emisión
de carbono de 140 millones de toneladas
en los próximos 14 años. Téngase en cuenta que en el año 2016 la
deforestación en la Amazonia brasileña avanzo 30 %.
Frente a esta monstruosidad ambiental Temer dijo “Nada nos
destruirá ni a mí ni a nuestros ministros”. Una publicación (NYT) sostuvo “Para
sostener un gobierno que carece de solvencia y que quizás no dure mucho (En estos días se evalúa la permanencia de
Temer como presidente del Brasil. Agregado nuestro), ha puesto en riesgo la supervivencia de la floresta y, como
resultado, la de todos nosotros. La solución inmediata seria la caída de todo
este gobierno, sin legitimidad popular ni condiciones éticas para seguir. Pero
mientras siga ahí, la comunidad internacional debe poner presión directa sobre él
para que no se siga debilitando la protección de la Amazonia”.
Para el Perú la experiencia brasileña debe alertarlo. No en
vano el desdén político de todo presidente ha sido el estandarte de batalla,
tan eso es así que toda la Amazonia peruana se encuentra olvidada. Ahí está
como ejemplo el resentimiento del pueblo de Loreto y Ucayali.
Hace 25 años el gobierno fujimontesinista (1990-2000) en la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
1992, certifico ese desdén y el prurito de estafar la buena voluntad del pueblo peruano.