Por Oscar Muñiz
La ayuda que brindan a Perú en la conservación de su riqueza
natural es francamente elocuente y digna de ser conocida por todos, mucho más
cuando esta ayuda viene del exterior. Dicha solidaridad se debe agradecer.
Los problemas causados por la angurria económica de los
inversionistas en la amazonia peruana son más que evidentes, son de tal
magnitud como para exigir a la autoridad ambiental mayor visión en la priorización
de su trabajo.
El daño al medio ambiente se nota en cada rincón del Perú. No
solamente es la contaminación y explotación indiscriminada de los recursos
naturales, es también la agresión a la gestión ecológica urbana, al medio
social y administrativo o como muchos llamamos a la ecología de la organización.
No se trata de aplicar una sanción por aplicarla; se trata
de alcanzar una sanción como un correctivo porque así lo sustenta la razón. Tampoco
se trata de sancionar con sanciones pecuniarias, que en muchos casos solo son
montos que no significan nada para los infractores. Este es el caso de la contaminación
de la laguna Sanshococha, que paso de tener un espejo de agua de 3,000 m2 a 500
m2. En este caso la multa impuesta fue de US$ 7’142,857, la cual no es más que
una migaja para las arcas fiscales peruanas.
Este sistema de sanciones no es eficaz, tiene que estar
acompañado por sanciones más severas, como denegar contratos y/o prohibir
operaciones por reincidencia. Sin embargo si el daño ambiental es irreversible y la pérdida ecológica es
inconmensurable la autorización debería ser denegada indefinidamente. ¿Qué monto
dinerario puede compensar o cuantificar la perdida ecológica? Este es el caso
de la laguna Sanshococha .
En el mismo sentido, el reiterado y sistemático “oídos sordos”
frente a las peticiones y reclamos de los que demandan justicia para los
pueblos nativos de la amazonia peruana, es la más clamorosa evidencia de la inhumana actitud de las autoridades frente
a los derechos de estos grupos sociales. ¡Cuántos dolores de cabeza trae este
famoso proyecto Camisea! En lugar que sea una bendición es una maldición, pues ni hay gas barato para la
población como tampoco existe respeto por las minorías étnicas.
¿Hasta cuándo tendremos que esperar por una explotación de
los recursos naturales de forma limpia y de acuerdo a ley?
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