22 de mayo de 2013

Preocupación sobre la ecología y el medio ambiente









El ser humano es una amenaza constante, en unos casos actuando y en otros casos solo con su presencia genera una alteración. No se puede soslayar el gran poder destructivo que ha creado la raza humana, nadie esta exceptuado de caer en alguna de sus trampas por insignificante que sea esta, aunque nadie en su sano juicio buscaría caer en una de ellas.

Desde siempre el ser humano ronda los vericuetos de la maldad, unos con mayor descaro que otros, pero al fin de cuentas es lo mismo. Años, décadas, siglos, milenios han tardado las fuerzas naturales en proveer por lo menos a la Tierra de una naturaleza prodigiosa, aunque muchos no se hayan dado cuenta.

Desde la revolución industrial en el siglo XVIII en que se encendió la hoguera  de la paulatina destrucción, las transformaciones socioeconómicas, etnológicas y culturales impulsaron el advenimiento de cambios muy profundos en todo orden de cosas. Ninguna porción del planeta Tierra, incluido el espacio por encima de ella, se encuentra librado de los problemas originados por el modo de producción, que algunos llaman revolucionario. Ningún acuerdo, tratado o convenio ha logrado detener  ni mucho menos alertar de futuros daños. Hasta el presente no son pocos los que levantan su voz protestando por el alto riesgo de vivir entre la contaminación por residuos tóxicos altamente contaminantes o hasta por una simple determinación personal de fumar un cigarrillo.

La vulnerabilidad de la Naturaleza y de todo ser viviente se encuentra en riesgo, sin embargo esto no es óbice para dejar de amenazar la vida. ¿De qué le sirve al ser humano contar con infinitas comodidades si hasta el día de hoy  no ha resuelto el problema de los residuos? ¿De qué nos sirve tanto adelanto tecnológico si un tercio de la población mundial no tiene un provenir?

No es tiempo de buscar las razones a las que nos ha llevado esta revolución industrial, pues solo en algo más de 200 años, lo que resta de habitable en la Tierra es motivo de saqueo y destrucción, solo bastaron doscientos años para extinguir lo que la Naturaleza tardo en  crear y reproducir en millones de años. No nos equivoquemos, en solo utilizar la vara de la economía como unidad de medida, pues esta herramienta en muchos casos despista hasta el más sabio de los sabios.









Nadie en su sano juicio puede creer que Perú  administra bien sus recursos naturales, tal como lo dice un informe o un periódico o cuando los pueblos se tienen que sublevar ante la ignominia.

El mundo está empedrado de buenas intenciones, pero la verdad salta a la vista. Muerte por doquier, depredación de los recursos naturales, extinción de especies, deforestación, son solo algunos de los daños causados después del inicio de la revolución industrial, no solo en Perú, en todo el mundo.




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